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La religión romana procede de la etrusca, aunque se hayan producido, con respecto a esta, alguna importantes modificaciones. Es imposible hacerse una idea clara acerca de los dioses etruscos; todo lo que de ellos conocemos nos ha sido transmitido por fuentes romanas muy tardías. Creían sin duda que después de la muerte el difunto pasaba una temporada en su tumba antes de integrarse en un mundo subterráneo, pero admitían que algunos difuntos volvían al mundo de los vivos.
Las aportaciones romanas no bastante escasa. Por lo que sabemos, Roma fue el crisol en el que se fundieron antiguas creencias italianas y etruscas con otras griegas; el espíritu latino se manifestó en el caracter jurídico que se dio a las relaciones entre dioses y hombres. Por este medio se desarrollaba la ética. Las dos concepciones mas características de la antigua religión romana eran la numen y el genius. Ambas representan fuerzas místicas, la primera residente en las cosas y la segunda en las personas. Es el numen de la espada quien hiere, como es el genius del magistrado quien encuentra la vía de la justicia. Después de la muerte el genius sigue existiendo y obra, en bien o en mal, sobre sus parientes: son los manes a los que se rinde culto. El hogar, lo mas importante para un romano, esta llena de estas fuerzas: Vesta (fuego), Jano (puerta), Lares (campos que rodean la casa).
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